En Notas de Prensa

Los españoles estamos llamados a las urnas para participar el domingo en unas elecciones generales. El Papa, en su mensaje para la jornada Mundial de la Paz, en este año, dijo: “Cada cita electoral, cada etapa de la vida pública es una oportunidad para volver a la fuente y a los puntos de referencia que inspiran la justicia y el derecho”. El voto debe ser libre y responsable y emitido desde un conocimiento suficiente de los programas y de las propuestas de los partidos que se presentan a las elecciones. Los votantes deben conocer y valorar la inspiración ideológica que está en la base de cada partido y el comportamiento político de los partidos y de las personas que los lideran. Además, un elector cristiano, en el ejercicio de su responsabilidad de ir a votar, debe emitir su voto desde las convicciones de su fe y a la luz de las enseñanzas de la Iglesia y de los imperativos morales que se derivan de tales enseñanzas. Y, aunque ningún partido político agota las exigencias del Evangelio, el elector cristiano procurará inclinarse por la opción política que piense que ofrece más garantías de buscar con eficacia el bien común de toda la sociedad.

Algunos principios que hay que tener en cuenta, de acuerdo con la Doctrina Social de la Iglesia, son la conexión entre lo legal y lo ético y la coherencia entre el compromiso cristiano y la legítima autonomía de las realidades temporales tendido en cuenta que una conciencia cristiana bien formada no puede apoyar con su voto aquellas propuestas que van en contra de los principios fundamentales de la fe y de la moral. Son cuestiones esenciales, entre otras, la defensa de la dignidad sagrada de toda vida humana, el apoyo claro y decidido a la familia fundada en el matrimonio abierto a la vida entre hombre y mujer, la libertad de enseñanza y religiosa, la salida de la crisis económica buscando el bien común y favoreciendo el trabajo, y la acogida y la integración de los inmigrantes.

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