En General

En este día celebramos la Asunción de la virgen María y tenemos la oportunidad de contemplar el camino seguro para subir hasta lo más alto.

La gran preocupación de la mayoría de la gente hoy día y a través de todos los tiempos, es llegar a escalar todas las posiciones posibles, ser el más famoso, el más rico, el más poderoso, el más guapo y en fin ser el UNO A en todo lo que se puede competir en medio de la sociedad.

Para conseguir el peldaño más alto no se descarta nada, para ello la gente estudia, trabaja y si hace falta se mete en cualquier clase de negocios, se cometen injusticias, se miente, se trafica, y hasta se mata, todo esto hoy día lo resumen con la palabra corrupción, una corrupción que ha llegado a todos los niveles, sin respetar a ninguna de las clases sociales y a los partidos políticos, a las religiones, a las empresas, a las familias y en definitiva, una corrupción de la que cada día es más difícil escapar.

Sin embargo ya hace más de dos mil años, una mujer, poco más que una niña, perteneciente a un pequeño pueblo Judío, nos enseñó con hechos que se puede llegar a os más alto, no solo en las cosas terrenas, sino también en las cosas celestiales, por un camino distinto y contrario al que hoy día se utiliza para escalar posiciones.

El camino del servicio, que María recorrió con  toda perseverancia, llegándose a sentir la esclava del Señor. Camino que recorrió para ir a donde su prima Isabel y dedicarse allí tres meses como servidora, y actitud que con seguridad María tenía para con toda la gente de su tiempo.

El camino de silencio, María sabía guardar todas las cosas en su corazón, para meditarlas y obrar siempre con justicia. El camino del dolor y el sufrimiento, viendo torturar y crucificar a su hijo y teniendo el valor de permanecer allí de pie junto a la cruz.

El camino de la oración, todo lo veía como una gracia de Dios y por eso podía exclamar: proclama mi alama la grandeza del Señor, el poderoso ha hecho obras grandes por mí, derribando del trono a los poderosos, enalteciendo a los humildes, llenando de bienes a los pobres y despidiendo a los ricos vacíos. Camino de oración que practicaba diariamente como todo buen judío, que enseñó a Jesús y que luego continúo en unión con los apóstoles.

Camino de creer en Dios y también en sí misma, en medio de un pueblo extremadamente machista, donde las mujeres y los niños no tenían voz ni voto, ella se echó sobre los hombros la difícil tarea de cambiar la historia de la humanidad y lo hizo con sus propias actitudes y luego con las de su hijo a quien ella educó para que se jugara la vida por los pobres y por todos los marginados, ignorados y desposeídos.

Con todo esto y muchísimo más que se pudiera decir María nos mostró y nos sigue mostrando el camino totalmente seguro para llegar a los más alto, aceptemos esta invitación y recorramos el camino de María que es el mismo camino de su hijo, nuestro maestro y salvador.

Rafael Duarte Ortiz

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