En Cartas de nuestro Obispo

Este 27 de septiembre será otro día histórico para nuestra iglesia diocesana. Viene a visitarnos el Nuncio de su Santidad en España, Mons. Bernardito Auza. Le hemos invitado a compartir con nosotros el XXV aniversario de la integración de las parroquias del Aragón oriental, merced al Decreto promulgado por la Santa Sede en 1995, «Ilerdensis Barbastrensis de finium mutatione», refrendando el sentir popular de hacer coincidir los límites eclesiásticos con los geográficos. Más allá del litigio o de los matices históricos que se puedan hacer, lo que pretendemos con esta celebración, sencilla, humilde, sentida y profunda, es dar gracias a Dios porque la Iglesia siempre es madre, delimitando el territorio de cada «pastor». A las 18 horas presidirá la eucaristía en la concatedral de Monzón. Previamente, una charla-coloquio con los agentes de evangelización, en los locales parroquiales, tratará de visibilizar las actividades pastorales que se están llevando a cabo para poner en clave de «sol-misión» nuestra Diócesis.

Nos gustaría que le pudiera contar al Papa cómo una Diócesis periférica, tan extensa, tan mermada en recursos humanos, envejecida y despoblada está poniendo sus mejores activos, las propias personas, en su mayoría mujeres, para que a nadie le falte el pan de la palabra, el pan de la comunión, el pan de la ternura. El camino está siendo lento y humilde pero intuimos que fecundo y esperanzador.

Ese día queremos dar gracias a Dios por haber sido bendecidos por el testimonio de nuestros mártires; por los santos, los fundadores y profetas que han brotado de nuestra tierra; por los obispos que en estos 25 años han tratado de crear un verdadero sentimiento de pertenencia a una misma y gran familia diocesana; por nuestros sacerdotes, algunos de ellos venidos de allende los mares con un encargo misionero temporal; por nuestros monasterios que embellecen y oxigenan de Dios el corazón de nuestra Diócesis; por los consagrados que nos enriquecen con su carisma institucional en el ámbito educativo o asistencial cuidando a nuestros ancianos y/o enfermos; por los laicos, hombres y mujeres, que desde el corazón del mundo están siendo fermento del Reino: delegados episcopales, en su mayoría laicos, animadores de la comunidad, catequistas, profesores de religión, voluntarios, presidentes de movimientos, cofradías o grupos apostólicos que tratan de impulsar de forma corresponsable la acción evangelizadora a través del anuncio, de la caridad o de la  celebración de la propia fe.

Os espero.

Con mi afecto y bendición,

Ángel Pérez Pueyo

Obispo de Barbastro-Monzón

Teclea lo que quieres buscar y pulsa Enter