En Cartas de nuestro Obispo

Nuestra orquesta diocesana vuelve a la normalidad. Hemos salido de gira, como cada comienzo de curso, en la XXV Peregrinación Diocesana a Lourdes para ofrecer a su Madre a los hijos más queridos: los enfermos, los ancianos, los más vulnerables o desvalidos…; a todas las familias y, especialmente, a los más jóvenes. Le hemos llevadi como regalo nuestro flamante Proyecto Mariano Evangelizador, a través del cual, como hicieran nuestros padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos… podamos descubrir en María de Nazaret la mejor mediación para encontrarse con su Hijo.

Del 28 de agosto al 2 de septiembre, los cincuenta y cuatro sacerdotes en activo de nuestra Diócesis (dieciocho de América Latina) hemos pasado la «ITV» para poder responder adecuadamente, junto con la colaboración de los consagrados y de los laicos más comprometidos, a todas las necesidades apostólicas que nos reclaman los hijos diseminados en las 254 parroquias, agrupadas en cuatro arciprestazgos y en ocho unidades pastorales, para que a ninguno les falte el pan de la palabra, el pan de la eucaristía y el pan de la ternura de Dios.

Este año vamos a seguir centrándonos en lo esencial, al hilo del año litúrgico, nuestro marco excepcional de formación, acorde con el dinamismo sinodal emprendido en estos años. Trataremos de reducir actividades, simplificar la estructura diocesana, consolidar y coordinar la gestión, y aunar esfuerzos en cada una de las actividades pastorales que programen las delegaciones. La coordinación correrá a cargo del equipo sacerdotal y laical de cada una de las unidades pastorales que, junto con los animadores de la comunidad, los distintos agentes de evangelización (anuncio) y los voluntarios (caridad).

Este curso, si Dios quiere, va a estar marcado por un acontecimiento de gracia insólito como es la apertura del proceso diocesano de beatificación de los 250 mártires siervos de Dios que todavía no han sido beatificados. Barbastro-Monzón es, proporcionalmente, la diócesis española martirial por excelencia. Y será la Diócesis de las tres emes: misionera, mariana y martirial.

El último reto para este curso será dinamizar y equipar el Seminario Diocesano como Casa de la Iglesia para ofrecer diferentes servicios pastorales que favorezcan y complementen la gestión y atención pastoral.

Como veis, el Señor sigue bendiciéndonos copiosamente. Damos gracias a Dios pero, al mismo tiempo, tenemos que ponernos las pilas, ofreciéndole lo mejor de nosotros mismos e ir todos a una y de manera coordinada para que nadie se pierda.

¡Sé que puedo contar contigo! Gracias de antemano por tu paciencia y comprensión. Que Él te bendiga y te devuelva con creces lo que tú le ofreces y yo jamás podría pagarte.

Con mi afecto y bendición

Ángel Pérez Pueyo

Obispo de Barbastro-Monzón

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