En Cartas de nuestro Obispo, Notas de Prensa, Obispo de Barbastro-Monzón

La relación fraterna es uno de los rasgos constitutivos del ministerio sacerdotal. Es al mismo tiempo medio y fin para vivir la espiritualidad sacerdotal. Medio porque nos ayuda a traducir en nuestra vida el evangelio, por ejemplo, a partir de la corrección fraterna, pero es fin, porque la fraternidad es un valor constitutivo del ministerio presbiteral. Efectivamente, a los discípulos de Jesús se les conocerá al ver cómo se aman (Cf. Jn 13, 35).

1. Comportarse como hermano
Jesús dio a sus discípulos un trato de amigos (Jn 15, 14) y hermanos (Mt 23, 8), estableciendo con ellos lazos incluso más profundos que los de la familia (Mt 12,46). La relación familiar con los discípulos encuentra un punto culminante en la Pasión. Y es evidente que estos lazos que el Señor establece son definitivos porque el puente que los mantiene unidos es el perdón de las ofensas, no la virtud de cada uno de ellos. La fraternidad no es posible si no hay perdón. El sacerdote es en la comunidad cristiana el ministro del perdón. Imitando a Jesús, está llamado a convertirse en modelo de esta actitud espiritual.

2. Un ministerio radicalmente comunitario
La exhortación apostólica Pastores Dabo Vobis afirma con toda claridad: El ministerio ordenado tiene una radical «forma comunitaria» y puede ser ejercido sólo como «una tarea colectiva» (PDV 17). Podríamos ampliar esta expresión refiriéndonos a un “testimonio colectivo” o a una “pastoral de conjunto”, subrayando la gran importancia de vivir y actuar con la conciencia de constituir un cuerpo, una comunidad que es signo de toda la comunidad diocesana. Una común vocación y una común misión constituyen la raíz profunda de nuestro ministerio y nuestra espiritualidad sacerdotal.

3. La íntima fraternidad sacramental
Así describe el decreto Presbyterorum Ordinis la relación entre los presbíteros recurriendo: Íntima fraternidad sacramental. El sustantivo es “fraternidad”, un término tomado de la vida de la familia, donde las relaciones familiares no se rompen sino que debe renovarse continuamente, sobre todo tomando como base al perdón. El primer adjetivo es significativo: “íntima” se opone directamente a superficial. El segundo adjetivo tiene que ver con el origen: “sacramental”. El fundamento de la relación fraterna entre los presbíteros es la común ordenación y la común misión.

4. Importancia práctica de la amistad sacerdotal
En varias ocasiones el Papa Francisco ha expresado la importancia de la relación amistosa entre los presbíteros. Esta capacidad de amarse es sin duda un signo de madurez y un rasgo de la vida espiritual. Mucho mejor cuando este vínculo íntimo se abre a las familias de los sacerdotes. Recibir a las familias y mantener un vínculo amistoso con ellos refuerza grandemente la fraternidad presbiteral.

Con mi afecto y bendición

Ángel Pérez Pueyo

Obispo de Barbastro-Monzón

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