El Instituto del Verbo Encarnado, IVE, de origen argentino, fue fundado el 25 de marzo de 1984 por el P. Carlos Miguel Buela el mismo día en el que Juan Pablo II consagraba el mundo al Inmaculado Corazón de María atendiendo la petición de la Virgen en Fátima. Su carisma es inculturar el Evangelio, esto es, prolongar la Encarnación en todo hombre, en todo el hombre y en todas las manifestaciones del hombre. El Instituto cuenta con 850 religiosos (350 son sacerdotes), de vida apostólica y contemplativa, distribuidos en 91 países, muchos de primera evangelización: Tajikistán, Papúa Nueva Guinea, Tanzania, Irak, Palestina, Franja de Gaza, Egipto, Rusia, Buguruslán, Kazán, Siberia, San Petersburgo, Ucrania, Filipinas, Taiwán, Hong Kong, etc. Llegaron a nuestra Diócesis, de la mano de Mons. Alfonso Milián, el 30 de agosto de 2009 el mismo día en que providencialmente la Santa Sede asignara, años más tarde, esa fecha para celebrar la memoria de los mártires Benedictinos del Pueyo.
Desde el monasterio del Pueyo los monjes del Instituto del Verbo Encarnado, IVE , rezan a los pies de nuestra Madre para que interceda por todos los hijos del Alto Aragón Oriental. Custodian a nuestros mártires benedictinos, atienden pastoralmente el Santuario, festejan las romerías de mayo, acogen y escuchan en confesión o asesoramiento espiritual, celebran la liturgia monástica, tan cuidada y solemne, en las dos misas de los domingos o de los días de fiesta (9.00 – 11.30hs.) y a diario a las 6,30 h. de la mañana de lunes a viernes y a las 7 h. los sábados.
La vida engendra vida. Por este monasterio, su casa de formación monástica, han pasado monjes que actualmente se encuentran presentes en 11 de los monasterios que tienen en 7 países del mundo. Tres de los cuales, en España: el del Pueyo, el de Nuestra Señora de Valvanera y el de Nuestra Señora del Socorro en Tenerife. Les felicitamos y nos felicitamos por las gracias que, a través de su inestimable mediación, ha recibido durante estos diez años nuestra Diócesis de Barbastro-Monzón.
Con mi afecto y bendición
Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón