Al comenzar el nuevo curso 2021-2022, gracias a la tregua que nos dio la pandemia, os invitaba a caminar juntos, en la misma dirección, atendiendo pastoralmente sólo a lo “esencial”. De octubre a diciembre os compartí a todos las coordenadas visibles e invisibles que presenté al Papa Francisco en el informe de nuestra Diócesis en la visita ad límina. Pasadas las navidades os abrí el corazón para expresaros los sentimientos vividos durante mi confinamiento.
De lleno ya en pleno curso pastoral vamos a constituir por cinco años el nuevo Consejo Diocesano de Pastoral, la Comisión Permanente y el Consejo de Economía en la Diócesis. Hemos elaborado un folleto que lleva por título “las unidades pastorales” donde podréis visualizar claramente la reestructuración diocesana que estamos impulsando para optimizar los recursos humanos que disponemos y para simplificar la estructura organizativa de la diócesis.
Como bien sabéis, hemos agrupado todas las comunidades cristianas en cuatro arciprestazgos (demarcaciones o comarcas), Sobrarbe-Ribagorza; Somontano; Cinca Medio-Litera; Bajo Cinca. En el arciprestazgo del Sobrarbe y de la Ribagorza hemos creado tres unidades pastorales, Benasque, Sobrarbe y Graus; en el arciprestazgo del Somontano habría una única unidad pastoral que integraría a todas las comunidades cristianas de esa zona; en el arciprestazgo del Cinca Medio y la Litera lo integrarían las unidades pastorales de Monzón, Binéfar y Peralta de la Sal; en el arciprestazgo del Bajo Cinca habría igual que en Barbastro una única unidad pastoral que integraría a todas las comunidades cristianas de esa zona. Cada unidad pastoral la integra un equipo de sacerdotes, de consagrados donde los hubiere y de laicos. La rige y coordina el moderador de la unidad pastoral. Es como si de facto nuestra Diócesis tuviera 8 parroquias más grandes que integran a diversas comunidades cristianas que antiguamente tenían su propio cura.
En semanas sucesivas trataré de expresar las implicaciones sencillas que supone acomodarse a esta forma de organizarnos pastoralmente. Os contaré, a modo de crónica, con palabras certeras de Sor Alegría Zarroca, madre abadesa del monasterio de Santa clara en Monzón, cómo esta inspiración se proyecta, se confirma y se concreta en nuestra Diócesis. Después entresacaré las ideas más relevantes que los obispos de Aragón plasmaron en su carta pastoral en febrero de 2016, “La Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo de Aragón. Las unidades pastorales: instrumentos de comunión para la misión”. Y concluiría con las palabras que sirven para presentar dicho folleto que hemos preparado para regalar a todos los que de una u otra forma colaboráis apostólicamente en las 247 comunidades cristianas ofreciendo vuestro tiempo, talento y servicio para que nadie se pierda.
Con mi afecto y bendición,
Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón