Este domingo se celebra el Domund, domingo mundial de la propagación de la fe, donde evocamos y agradecemos el testimonio de vida y la misión de quienes se han marchado a predicar el evangelio a otros países donde no conocían a Jesucristo.
La pandemia del Covid19 no puede impedirnos que nuestros comulgantes se conviertan por un día en misioneros en la diócesis. Y así poder ayudar a Josefina Obis, nuestra Delegada, a don Antonio Plaza, nuestro consiliario y a todo el equipo de la delegación de misiones para que puedan responder generosamente a las necesidades que los misioneros puedan tener en este tiempo de tantas carencias.
Sugiero que cada niño y cada niña que se está preparando para recibir a Jesús en su corazón, se ofrezca como misionero por un día. Lo único que tendrían que hacer son estas cuatro cosas: 1.º) escribir una carta a un misionero dándole las gracias por haber sido tan valiente y tan generoso de marcharse lejos de su casa, de su pueblo y de su familia para ser testigos de Jesucristo donde no lo conocen; 2.º) hacer un sacrificio concreto que les cueste de verdad, como por ejemplo ofrecer la mitad de su paga (propina) para los misioneros; 3.º) escribir una oración y rezarla durante esta semana todas las noches antes de acostarse; 4.º) pedir a sus abuelos, padres, tíos, primos, amigos de sus padres, vecinos… un donativo de 5€ y entregárselo al cura de la parroquia o al catequista. O dárselo a su padre o a su madre para que hagan una transferencia a la cuenta diocesana de misiones: ES10 2085 2154 3103 3011 2118.
Termino agradeciendo encarecidamente a cada uno de los abuelos que pueblan nuestra geografía diocesana, no sólo por el cariño y la ayuda material que están ofreciendo a sus hijos sino por el mérito de haber reconstruido cada uno de nuestros pueblos y habernos dejado el legado de la fe como su mejor y mayor herencia. En este tiempo de increencia donde Dios ha desaparecido del imaginario colectivo, ellos han sido para sus nietos los mejores testigos de la fe. Su religiosidad popular, tan denostada por unos y otros, se ha convertido –con palabras del Papa Francisco– en el «sistema inmunológico» de la Iglesia.
Con mi afecto y bendición
Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón