En Notas de Prensa

Documento para descargar: para-el-ngelus-2020-04-13

Todos los años, en tal día como hoy, los feligreses de cada parroquia acudíamos a las ermitas o santuarios de la Virgen para felicitar a María por el triunfo de su Hijo sobre la muerte. En este año, lo mismo que las procesiones han tenido que ir por dentro, también las romerías, la felicitación a María y la alegría compartida tienen que ir por dentro. Esta limitación ojalá ayude a que nuestra felicitación sea más consciente.

La liturgia de este día nos ofrece un primer testimonio o confesión de fe en el Resucitado. Cincuenta días después de la Pascua, en la fiesta de Pentecostés, Pedro aprovechó la oportunidad de hablar a un nutrido grupo de judíos y prosélitos para decirles, con la valentía que no tuvo en la noche en la que detuvieron a Jesús, que el Dios de sus padres ”resucitó a este Jesús a quien vosotros, por mano de paganos, matasteis en una cruz, pues no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio“.

En el evangelio de san Mateo, que se lee hoy (Mt 28, 8-15), se narra la aparición del Resucitado a dos mujeres ?María la Magdalena y María la de Santiago? que habían ido de mañana al sepulcro, y les hace un encargo: ”Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán“. ‘Mis hermanos’ eran los Doce o lo que quedaba de aquel grupo, y el testimonio primero que iban a recibir les llegó de boca de unas mujeres. Pienso que con ello Jesús quiso hacer un guiño sorprendente y contracultural. En aquel Israel, el testimonio de las mujeres no era jurídicamente válido, sin embargo, él encomendó a unas mujeres, antes que nadie, que dejaran constancia de su resurrección, tal vez para dejar claro que en el nuevo pueblo de Dios ya no deberá haber discriminación entre hombre o mujer, judío o gentil, esclavo o libre… Jesús, en su resurrección, proporciona una nueva dignidad al ser humano.

Además, ya contaba con que quienes no habían creído en sus ”signos“tampoco iban a creer que había resucitado. El evangelista narra que, mientras las mujeres iban de camino para cumplir el encargo de Jesús, algunos de la guardia fueron a contar a los jefes lo que había ocurrido en el sepulcro; pero éstos, en lugar de poner en duda sus convicciones sobre Jesús, propalaron el bulo de que los discípulos habían ido de noche a robar el cuerpo mientras los guardias dormían. ¡Buen ánimo tenían los discípulos aquella noche para ir a robar nada! Pero las fake news ya circulaban entonces, aunque se las llamase de otra manera. Lo cierto es que Jesús ya contaba con que el testimonio sobre su resurrección sería controvertido y que quienes de antemano han decretado que Dios no existe y su intervención en el mundo es imposible seguirán negando tozudamente cualquier evidencia.

Damos hoy gracias a Dios por creer que este acontecimiento, que cambia la historia humana, se ha producido y felicitamos a María, la Madre, por el triunfo de su Hijo, que es también nuestra esperanza en este tiempo de confinamiento. Lo hacemos con este saludo pascual que la liturgia de la Iglesia pone en nuestros labios:

Reina del cielo, alégrate, aleluya.
Porque a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
Ha resucitado como dijo, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
Porque el Señor ha resucitado de verdad, aleluya.
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría,
concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen
María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.

Regina caeli, laetare, alleluia.
Quia quem meruisti portare, alleluia.
Resurrexit, sicut dixit, alleluia.
Ora pro nobis Deum, alleluia.
Gaude et laetare Virgo María, alleluia.
Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
Deus, qui per resurrectionem Filii tui,
Domini nostri Iesu Christi, mundum
laetificare dignatus es: praesta,
quaesumus; ut, per eius Genetricem
Virginem Mariam, perpetuae capiamus
gaudia vitae. Per eundem Christum
Dominum nostrum. Amen.

Pedro Escartín Celaya

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