Los cristianos en el mundo
La apertura del Año Jubilar me ha conmovido e interpelado. Me preguntaba ¿qué habría sido del Alto Aragón oriental sin la Iglesia hace 400 años? (919 años si nos remontamos a sus orígenes). Lo he consultado con algunos sabios del lugar y les he propuesto que, a bote pronto, me indicaran cuál es, a su juicio, el legado que la Iglesia del Alto Aragón nos ha dejado. Os lo iré compartiendo en sucesivas semanas. Con ello pretendo descubrir sin tapujos la ingente riqueza que la Iglesia nos ha ofrecido y, al mismo tiempo, alertaros sobre el futuro que podéis dejar a vuestros hijos si paulatinamente excluis de sus vidas los valores del evangelio que Jesucristo nos ofreció para llenar de sentido y plenitud la vida.
La historia del «resto de Israel» se repite. Y el refrán popular también: «Triste la historia es que a los buenos y a los justos los matamos a disgustos para llorarlos después». Ser cristiano coherente (santo) no está de moda. Sin embargo, cambia tu vida y la sociedad. Extraigo algún párrafo de la carta a Diogneto (158 d.C.) para que sepáis cuál fue el verdadero secreto de los primeros cristianos: «no se distinguen de los demás hombres ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres (…) y sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable. Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan dichas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte, y con ello reciben la vida. Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida. (…). Para decirlo en pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo (se esparce por todos sus miembros) (…) viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción celestial».
Como Josué a mí también me gustaría reunir al comenzar la Semana Santa a todos los hijos del Alto Aragón y decirles clara y abiertamente: “Si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quién queréis servir, que yo y mi casa serviremos al Señor”. (Josué 24, 15).
Con mi afecto y bendición
Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón