En la tarde del 24 de junio de 2020, fiesta de san Juan Bautista, el sacerdote diocesano Don Enrique Calvera Nerín recibió el bautismo definitivo para todo cristiano, que es el encuentro cara a cara con nuestro Padre Dios. Durante los últimos años, su salud, siempre precaria, se fue deteriorando, a la par que las dificultades de movilidad que pesaban sobre él le obligaron a ingresar en el Hogar “López Novoa” de las Hermanitas de los Ancianos en Barbastro, quienes le han atendido con el cuidado y dedicación que siempre ponen en el servicio a los que se acogen a su Hogar.
Había cumplido ochenta años en el pasado mes de marzo. Nació en Castejón de Sos; a los 12 años ingresó en el Seminario Conciliar de Barbastro, donde cursó los Estudios Eclesiásticos. Fue ordenado sacerdote en un lugar tan querido para él como era el Santuario de Guayente, en la fiesta de la Asunción de María del año 1964. Inmediatamente fue nombrado Coadjutor de la Parroquia de Graus y Encargado de las de Egep y Torre de Obato. Al año siguiente, fue destinado como Coadjutor a la Parroquia de San Francisco de Asís de Barbastro, donde ha transcurrido gran parte de su servicio pastoral.
Dos años más tarde, en 1967, se le encargó dicha Parroquia en calidad de Párroco y la ha servido durante veintisiete años, hasta 1994, en que fue nombrado Párroco de la Asunción (Catedral) de Barbastro, que también atendió durante siete años con el mismo cariño que tuvo para con sus feligreses de San Francisco. Después, paso a atender las parroquias de Albelda, primero, y de Artasona, después, en la medida que sus fuerzas se lo permitieron.
En 1994 había entrado a formar parte del Cabildo Catedral, al que ha permanecido fiel hasta su muerte. Durante su servicio parroquial fue profesor de Religión de la Escuela Hogar de Barbastro, arcipreste de Barbastro y la comarca del Somontano, miembro del Consejo Presbiteral y Consiliario de la Asociación de Viudas, además de consiliario de las Cofradías radicadas en las parroquias que atendió.
Don Manuel Iglesias, promotor con Don Santos Lalueza de lo que ahora es el Museo Diocesano y Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural, muy pronto vio en él una persona adecuada para proseguir e impulsar los trabajos de recuperación y rehabilitación del patrimonio histórico-artístico de la Diócesis. Don Enrique ha sido un apreciado estudioso de este patrimonio, divulgando, en numerosas publicaciones, el conocimiento y valor del mismo. Sus conocimientos, estudios, artículos de prensa y archivo fotográfico han sido muy valiosos en los litigios judiciales para la recuperación de los bienes histórico-artísticos, así como para la conservación del patrimonio cultural en nuestra Diócesis, particularmente en Roda de Isábena y Obarra.
Desde sus años de servicio parroquial, supo compaginar las tareas pastorales directas con la participación en la Comisión Diocesana de Patrimonio Cultural, primero como vocal, y luego como Delegado Diocesano de dicho patrimonio y Director del Museo Diocesano. Aún se conserva fresco en la memoria el homenaje que recientemente se le tributó dedicándole la plaza sur del Museo Diocesano, de consuno con Don Manuel Iglesias. A lo largo de estos años ha servido también a la Iglesia diocesana como miembro del Consejo Presbiteral y del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos, siendo siempre muy valiosas sus apreciaciones en los diversos asuntos tratados por dichos Consejos. Con su muerte desaparece un sacerdote muy querido por sus feligreses, un hombre culto y estudioso atento de la historia diocesana, y un verdadero promotor de la conservación y recuperación del patrimonio cultural diocesano.
Que el Señor le conceda ahora la paz y el descanso que la enfermedad le impidió vivir, sobre todo en sus últimos años, y le introduzca para siempre en el gozo que reserva a sus fieles servidores.