En Cartas de nuestro Obispo

Después de haber ofrecido durante este curso en la hoja diocesana un primer ciclo de reflexiones sobre nuestros ancianos y enfermos, agradeciéndoles su misión fecunda en nuestro Proyecto pastoral diocesano por su entrega generosa y el legado de la fe; un segundo ciclo, dedicado a nuestras familias como un «valor seguro»; me gustaría cerrar esta trilogía con un tercer ciclo de convicciones y anhelos sobre vuestros hijos. Como ellos no suelen ser lectores asiduos de esta publicación, si algo creéis que puede interesarles no dudéis en mandárselo traducido con vuestras propias palabras.

Hace ya casi seis años, el 3 de octubre de 2015, que tuve la osadía de invitar a los jóvenes de nuestra Diócesis a merendar en Roda, lugar emblemático donde nacimos como Diócesis a la fe. Conmovido por su respuesta les envié una carta donde les decía: «Gracias por haber acogido mi invitación (…) ¡Ojalá acierte a responder a las inquietudes reales que emergen en tu corazón! No puedo ni pretendo competir con los reclamos de ocio, cultura, estética que otros puedan ofrecerte… Lo único que deseo brindarte es mi cercanía, mi cariño y mi apoyo para que puedas llegar a descubrir otra belleza, de la que quizá nadie te haya hablado, tu belleza interior. Descúbrela, disfrútala, compártela. Basta con que te atrevas a hacer una «peregrinación» ardua pero fascinante al centro de tu propio corazón. Allí descubrirás realmente quién eres y qué estás llamado a ser. Te encontrarás con AQUEL (Dios) que te soñó por amor y desea que brilles siempre con “luz propia”. Que seas tú mismo. Siempre. Y que puedas sentirte realmente libre. Jesucristo es el modelo de persona que tal vez hayas soñado y que nadie te haya ofrecido. Es el único que te permitirá ser auténtico, libre y feliz. El que te hará sentir bien contigo mismo, el que te ayudará a recobrar tu propia dignidad como mujer o como hombre. Potenciará tu autoestima. Te ofrecerá un mundo de relación con los demás que te permitirá enriquecerte y sentirte bien también por dentro. Lo más fuerte, sin embargo, es que descubrirás su gran secreto: que el sentido y la plenitud de tu vida, tu máxima felicidad la hallarás “regalándote”, sirviendo al otro, al próximo (prójimo)».

Durante estos años, gracias al trabajo conjunto de la delegación de pastoral juvenil y de pastoral vocacional que han sabido certeramente fusionarse en una misma y única delegación de pastoral juvenil-vocacional (pjv) y con el apoyo y coordinación de las delegaciones de enseñanza, catequesis, misiones, familia, cofradías, cáritas, manos unidas, apostolado seglar… los niños, adolescentes y jóvenes de nuestra Diócesis han podido vivir acontecimientos de GRACIA inigualables: los encuentros diocesanos anuales de catequesis de primera comunión y de confirmación; el encuentro regional de pjv en Zaragoza; la celebración anual de la infancia misionera; la ronda anual de villancicos en navidad; los dos encuentros de familias; las «noches claras» de cada mes incluso en tiempo de pandemia; la participación en el encuentro europeo de jóvenes de Avila, en la JMJ de Cracovia, en el musical 33 de Madrid y en los conciertos del Padre Damián, de Rubén de Lis, del grupo juvenil Hakuna, del cantante Unai Quirós, del rapero Grilex, del grupo Shemá; en la peregrinación a Javier con los jóvenes de Aragón y a Roma con los «apóstoles de calle»; la participación en la «misión joven» con el grupo de pjv de la Diócesis de Asidonia-Jerez, los dos encuentros de la esperanza celebrados en Peralta de la Sal y otro en Jerez; la participación en la semana de formación juvenil; los innumerables encuentros de la coordinadora de pjv en aragón y el encuentro de Granada…Estos eventos nos han permitido roturar, sembrar, regar y abonar con los valores del Reino el corazón de vuestros hijos con el deseo de que descubran el sueño de Dios en sus vidas (vocación).

¡Sólo Dios sabe cómo cuándo y quien logrará ver fructificar esta copiosa siembra en el corazón de estos niños, adolescentes y jóvenes del Alto Aragón! Mi reconocimiento al equipo de ambas delegaciones que han sabido entender que sólo si logramos crear un microclima adecuado (comunidades de vida) donde poder conocer, amar y seguir radicalmente a Jesucristo, brotará la fatídica pregunta que el Papa Benedicto dejó a los voluntarios en la JMJ de Madrid: Sólo, decía el Papa, hay una pregunta realmente importante en la vida y ojalá que todos nos la hiciéramos alguna vez: ¿desde dónde quieres, Señor, que yo te ame, te siga o te sirva? Desde ahí brotará en cada joven su propia opción de vida (vocación esponsal, vocación a la vida consagrada, vocación al ministerio presbiteral).

A la par, para que pueda haber jóvenes adultos que acompañen, orienten y sostengan el caminar de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, se ha intentado en cada comunidad cristiana que los sacerdotes y animadores de la comunidad coordinasen la acción conjunta de todas las delegaciones, movimientos (Scout, AC, Rasal, Avilistas), cofradías y grupos apostólicos. Tan importante como ofrecer actividades significativas que provoquen una experiencia radical de vida es tener un grupo de testigos que sirvan de modelo y referencia a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Esta fue la razón por la que un puñado de treinta jóvenes adultos peregrinaron a Roma, a la tumba del apóstol Pedro, a consagrarse como «apóstoles de calle». Y este año, se ha dado un paso muy significativo, que varios jóvenes confirmandos se han ofrecido a ser catequistas de los niños de primera comunión. Sólo nos faltará ofrecerles a estos jóvenes un «rincon» donde se puedan encontrar y gestionar su tiempo libre, su ocio, sus relaciones, su ambito de formación, su espacio para la intimidad personal con el Señor y para el acompañamiento personal.

Con mi afecto y bendición,

Ángel Pérez Pueyo

Obispo de Barbastro-Monzón

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