La actual Iglesia parroquial de San Vicente y San Valero, en Roda de Isábena, fue construida en la primera mitad del X a expensas de los condes ribagorzanos Ramón y Garsenda, y consagrada por primera vez en honor de San Vicente mártir por el obispo Odisendo, el día 1 de diciembre del año 956. Arruinada en 1006 por una incursión sarracena, fue restaurada y consagrada de nuevo por el obispo Arnulfo hacia el año 1030, en honor de San Vicente y San Valero. Desde ella San Ramón, obispo de Barbastro y santo patrón de la diócesis, desplegó una intensa actividad apostólica como obispo de la sede rotense. Con el avance de la reconquista, el obispo rotense se traladará a Lérida, por lo que la catedral de San Vicente y San Valero terminará perdiendo el carácter de sede episcopal.
Se encuentra en el Valle del Isábena, en la cúspide del cerro que acoge al pueblo de Roda, y conserva el fundamental estilo románico de sus orígenes, a pesar de las diversas modificaciones sufridas en el correr de los siglos. Consta de planta rectangular de tres naves paralelas coronadas por sendos ábsides semicirculares y tres criptas subterráneas.Un claustro de cuatro galerías, en el costado norte, asoma a un jardín central a través de una balaustrada de clásica composición románica en cuyos ábacos, capiteles y sillares se inscribe todo un necrologio de los siglos XII y XIII. Una capilla, también de estructura románica, se levanta en la cara norte de la catedral con la sala capitular a los pies. Cierra el costado norte del claustro el comedor capitular y otras dependencias en la cara que mira a poniente. En la fachada de mediodía se abre un pórtico de acogida al que se accede desde la plaza por una amplia escalinata. Una torre campanario de planta hexagonal de tres cuerpos, con ventanales a los cuatro vientos, cierra este pórtico por el lado este.
A su estructura románico lombarda de primera hora en la cara exterior de los ábsides, que miran al oriente, conviene añadir en detalle la portada principal abierta a mediodía y derramada en arquivoltas concéntricas, ornamentadas con baquetones, capiteles historiados, escocias y trasdoses de fino claveteado decorativo, y portal tallado en madera de puro entrelazado mudejar. Dentro, es de admirar la cripta central, construida a instancias de San Ramón, que la consagró en 1125. En ella que puede contemplarse el singular sarcófago de este santo labrado con motivos de la infancia de Cristo y en el que el 27 de diciembre de 1170 se depositaron los restos del citado santo obispo.
Tradicionalmente han sido objeto de devoción en esta catedral su titular San Vicente, los obispos San Ramón y San Valero, así como San Agustín y San Licerio, que en ella contaron con liturgia especial desde muy antiguo. Este singular edificio fue declarado monumento nacional el 17 de enero de 1924.